EXPLORA EL EVANGELIO
La entrada triunfal
MC 11, 1-10, o bien, Jn 12, 12-16
El Evangelio con la procesión de las palmas
Cuando Jesús y
los suyos iban de camino a Jerusalén, al llegar a Betfagé y Betania, cerca del
monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: "Vayan al pueblo
que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrado un burro que nadie ha
montado todavía. Desátenlo y tráiganmelo. Si alguien les pregunta por qué lo
hacen, contéstenle: 'El Señor lo necesita y lo devolverá pronto' ".
Fueron y
encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron.
Algunos de los que allí estaban les preguntaron: "¿Por qué sueltan al
burro?" Ellos les contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie los
molestó.
Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó en Él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas:"Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Señor! Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! Hosanna en el cielo!"
IS 50, 4-7
SALMO 21, 8-9.
17-18A. 19-20. 23-24.
FLP 2, 6-11
La Pasión del Señor
MC 14, 1-15, 47 o 15, 1-39
[A continuación se
presenta la versión abreviada]
Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Éste le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Él respondió: “Sí lo soy”. Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: “¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan”. Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy extrañado.
Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al preso que ellos pidieran. Estaba entonces en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en un motín. Vino la gente y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les dijo: “¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?” Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato les volvió a preguntar: “¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los judíos?” Ellos gritaron: “Crucifícalo!” Pilato les dijo: “Pues ¿qué mal ha hecho?” Ellos gritaron más fuerte: “Crucifícalo!” Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a todo el batallón. Lo vistieron con un manto de color púrpura, le pusieron una corona de espinas que habían trenzado y comenzaron a burlarse de él, dirigiéndole este saludo: “Viva el rey de los judíos!” Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto de color púrpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para crucificarlo.
Entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso del campo, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir “lugar de la Calavera”). Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qué le tocaba a cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: Fue contado entre los malhechores.
Los que pasaban por ahí lo injuriaban meneando la cabeza y gritándole: “Anda! Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo y baja de la cruz”. Los sumos sacerdotes se burlaban también de él y le decían: “Ha salvado a otros, pero a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos”. Hasta los que estaban crucificados con él también lo insultaban.
Al llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con voz potente: “Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?” (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?). Algunos de los presentes, al oírlo, decían: “Miren, está llamando a Elías”. Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a un carrizo y se la acercó para que bebiera, diciendo: “Vamos a ver si viene Elías a bajarlo”. Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes.
Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. El oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: “De veras este hombre era Hijo de Dios”.
CONOCE A NUESTRA FAMILIA EXTENDIDA
Beato Diego Luis de
San Vitores y san Pedro Calungsod (Día de fiesta:
2 de abril)
1627 – 1672, 1654 – 1672
El padre Diego Luis de San Vitores fue un misionero jesuita a quien se le autorizó servir en las Filipinas. Cuando se dirigía hacia allá, el barco en el que navegaba se detuvo en Guam y el padre Diego Luis prometió que regresaría ahí. Llegó a Guam en 1668 junto a Pedro Calungsod y un grupo de misioneros jesuitas y asistentes laicos de las Filipinas. El padre Diego Luis creía que los hombres jóvenes y fuertes en su fe como Calunsgod eran de gran ayuda para influenciar a la juventud. Los jesuitas misioneros solo escogían a catequistas y asistentes excelentes como modelos de la vida cristiana para que los acompañaran en sus misiones. Calungsod, originario de las Filipinas, llegó a Guam al final de su adolescencia. En 1669, el padre Diego Luis estableció la primera iglesia católica en Guam.
Después
de la muerte de un amigable jefe local que apoyaba a los misioneros, los
miembros de los Chamorro (una tribu indígena) se levantaron en contra de los
misioneros. El padre Diego Luis y Pedro Calungsod fueron martirizados el 2 de
abril de 1672. Después de los asesinatos, la fe cristiana se extendió
rápidamente a lo largo de Guam. El beato Diego Luis fue beatificado en 1985 por
el papa Juan Pablo II y san Pedro Calungsod fue canonizado por el papa
Benedicto XVI en 2012.
TOMA TIEMPO PARA COMPARTIR
- ¿Qué es lo que más te llama la atención cuando escuchas la historia de la Pasión del Señor?
- Los soldados golpearon a Jesús y se burlaron de Él. ¿Cómo crees que eso hizo sentir a Jesús?
- ¿Cómo habría sido experimentar lo que vivió Simón de Cirene?
- ¿De qué manera los santos que han muerto por su fe imitan a Cristo?
DIVERSIÓN FAMILIAR
Visita un cementerio
Al final del Evangelio de hoy, Jesús es colocado en el sepulcro. Visita un cementerio local y muestren respeto a los fieles que ya partieron. Visita a alguien que hayas conocido personalmente o a alguien más por quien puedas ofrecer tus oraciones. Limpia la tumba y ofrece la siguiente oración por ellos: Concédele a él/ella eterno descanso; permite que la luz perpetua brille en él/ella. Que las almas de los fieles que ya han partido, por medio de la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén.
RECETA DE LA SEMANA
Pimientos rojos rellenos
Al preparar esta comida, reflexiona en cómo el velo del santuario se rasgó de arriba abajo.
4
pimientos rojos grandes cda. de aceite vegetal
2
1
cebolla Vidalia picada
2
tazas de arroz cocido
2
cdta. de sal de ajo
1
cdta. de pimienta negra
1
cda. de ajo finamente picado
1
lata grande de tomate machacado
1
lata (8oz) de pasta de tomate
1
cda. de perejil italiano fresco picado
1-2
tazas de queso mozzarella rallado
Calienta
el horno a350 F (175 C aproximadamente). Corta los pimientos a la mitad de
arriba hacia abajo y remueve el tallo y las semillas. Enjuágalos. Ponlos en una
olla con agua hirviendo por 3 minutos. Remuévelos de la olla, sécalos y
apártalos. En una sartén, cocina la cebolla y el ajo en el aceite vegetal por 3
minutos. Agrega la carne, el perejil, la sal de ajo y la pimienta. Dora la
carne y descarta la grasa. Añade el arroz cocido, los tomates y la pasta de
tomate. Cocina por dos minutos. Coloca los pimientos en un recipiente para
hornear. Rellena los pimientos con la mitad de la mezcla. Pon el resto de la
mezcla alrededor de los pimientos. Cúbrelos con papel aluminio. Hornea por 15
minutos. Destápalos. Cúbrelos con el queso mozzarella y hornea por 15 minutos
más sin el papel aluminio. A disfrutar!
ORACIÓN FAMILIAR
Oración ante el crucifijo
Escucha y reflexiona en la canción de African Spiritual, “Were You There” (Presenciaste la muerte del Señor). Puedes encontrarla en YouTube o en donde consigues tu música. Cuando termines, reza esta oración frente a un crucifijo en tu casa:
Mírame desde lo alto, dulce y buen Jesús
mientras me arrodillo con humildad ante tu rostro.
Con el alma ardiente, oro y te suplico
que fijes en lo hondo de mi corazón
sentimientos vivos de fe, esperanza y caridad,
verdadero arrepentimiento de mis pecados
y un propósito firme de enmienda.
Al contemplar con tanto amor y tierna compasión
tus cinco preciadas heridas,
medito en ellas dentro de mí
y recuerdo las palabras que David, tu profeta, dijo de ti, mi Jesús:
“Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos”
Amén.
ENLACE DE LITURGIA
Rojo es el color de la liturgia del Domingo de Ramos. ¿En dónde ves el rojo en la misa de hoy?
RETO FAMILIAR
Reza el Vía Crucis en familia o asiste a la
Liturgia de la Pasión del Señor en tu parroquia.
DATOS DIVERTIDOS
Cuando Jesús entró a Jerusalén, la gente
extendió mantos en el camino cuando Él pasaba. Extender mantos en el camino era
un gesto antiguo de homenaje ante el nuevo rey.